lunes, 28 de diciembre de 2015

GENERALIDADES V FUNCIÓN DEL ARTE

Venus de Willendorf
FUNCIÓN DEL ARTE
Para responder a la pregunta ¿para qué sirve el arte?, deberíamos empezar dando por cierto y como condición "sine qua non" que el arte es necesario tanto para el individuo como para el conjunto de la sociedad, como vimos en el primer tema de generalidades, pero no podemos negar que esa necesaria individual y colectiva ha servido para cumplir múltiples y variadas funciones. También es cierto e innegable que, en ocasiones, algunas de esas obras se crearon con un propósito definido y, después , en el trascurrir del tiempo, su función o idea originaria se ha modificado.  Por ejemplo: la función tanto de la escultura como de la pintura ha evolucionado a lo largo de la Historia del Arte. En sus primeras manifestaciones  sus funciones estaban definidas por
Bisonte de Altamira
su carácter mágico y religioso por lo tanto predomina en ellas la  función religiosa o mágica . ya que tanto rituales de fertilidad o funerarios, como de cacería o de guerra, por ejemplo han servido para transmitir formas artísticas a lo largo del tiempo. Pensemos por ejemplo en una de las interpretaciones más difundidas de la pintura rupestre del Paleolítico, que atribuye al objeto representado “poderes” mediante los cuales se captura el espíritu del animal, para que la cacería sea propicia.
Pirámides de Giza
Posteriormente, cuando las instituciones políticas y religiosas comienzan a realizar
Arco de Tito
grandes edificios, la escultura y la pintura sirvieron para mostrar el poder y la riqueza de sus constructores esto es cumple una función política.

En otras ocasiones, destaca una clara función conmemorativa.
Un arte frecuentemente usado dentro de la propaganda política para la exaltación de triunfos y la divinización de figuras históricas como en la Antigua Roma.
Capitel románico
Esto muestra claramente como las obras de arte se van trasformando en importantes instrumento "educativos", es decir con una presencia de la función educativa o pedagógica ya que en muchas culturas iletradas la imagen es una buena substituta de las palabras (tradición oral) cuando se busca instruir a las personas. Normalmente se trata de imágenes simples, que transmiten el mensaje de una forma directa, fácilmente comprensible. Así las clases dirigentes, como las
S. Isidoro de León
órdenes religiosas durante la Edad Media, encargan al artista representaciones que ilustren sus mensajes para adoctrinar al grueso de la población que, en su mayoría, no sabía leer. Nos puede servir como ejemplo para ilustrarlo las pinturas de las catacumbas paleocristianas en Roma o los “catecismos en piedra” que son las portadas medievales.  
No obstante diferenciemos de la didáctica otro tipo de función a la que podemos denominar función persuasiva, que se distingue de la anterior porque las imágenes tratan de convencer, de involucrar al espectador, como puede ser el caso de los carteles publicitarios. O  la función ideológica  que, a su vez, encierra varios conceptos, tanto el de transmisión de un pensamiento social o político, como la defensa o justificación de una imagen de poder, lo que conocemos como arte áulico.
Abu Simbel
Una de las funciones más claras a parte de las mencionadas anteriormente, ha sido la búsqueda de la emoción estética, función estética, ya que desde siempre el arte ha servido como vehículo de expresión de necesidades interiores y de sensibilidades emocionales.
Otras veces ejerce, lo que yo llamo función notarial, una función de registro, análisis y expansión de la realidad. El artista investiga su entorno y muestra la información que ha recopilado a través de la obra de arte. El estrecho vínculo entre la producción de arte y su contexto histórico permiten que, aunque el registro de su entorno no haya sido una prioridad para el artista, a través de las obras de arte se pueda obtener información de la cultura de la que proviene. Y es en ellas donde se pueden apreciar también los ideales estéticos de cada una de las épocas en las que fue realizada la obra.
Sin olvidar otras funciones, no menos importantes, como:
Función modeladora de la sensibilidad. La contemplación de obras de arte enriquece y da forma a la sensibilidad artística del espectador.
Función ornamental. El arte se usa para transformar un espacio interior o exterior de las construcciones.
Jugadores de cartas. Cézanne. 250.000.000 $
Función mercantil. Las obras de arte tienen un valor de cambio y el arte se convierte en un producto más. Con esta función aparecen intermediarios que ponen en circulación las obras (marchantes, galerías, casas de subastas, etc.) y crece la distancia entre el artista y el público general.
Función de discriminador social. Cuando se compra arte caro se adquiere un prestigio directamente relacionado con la capacidad de pagar grandes sumas por un objeto que es innecesario y que carece de utilidad aparente.
De esta forma las obras de arte van saliendo del ámbito individual y privado para manifestarse socialmente como una herramienta más de socialización del ser humano.
Partenón. Atenas
La arquitectura, por su parte, desde el comienzo tiene un fin eminentemente utilitario, aunque, a lo largo de la historia, variando sus características según su propia finalidad (funeraria, religiosa, civil, político-administrativa, conmemorativa, militar, etc.), por ello, al considerar la arquitectura  hay que atender prioritariamente a los aspectos técnicos, aunque también son importantes los aspectos estéticos.  Esto ha permitido que la propia historia de los distintos estilos arquitectónicos tenga una gran riqueza y variedad de elementos y cuya combinación determina momentos históricos inigualables en el desarrollo de la humanidad. Es difícil abstraerse a la belleza, el orden, la medida y el rigor en la contemplación del Partenón ateniense como lo es abstraerse a la originalidad, a la combinación de elementos y materiales  a la audacia en la configuración o al mismo diseño tan original e innovador del Museo Guggenheim BilbaoUno y otro sirven
Museo Guggenheim. 
como un seductor telón de fondo para explicar la función el arte  porque ambos han creado, cada uno en su momento histórico,  una estructura escultórica y espectacular perfectamente integrada en la trama urbana que los rodea.
En definitiva esas funciones son múltiples, mutables, combinables entre sí y dependientes de un contexto: el entorno el que se crea la obra de arte, aquel en el que se presenta o el grupo social que la observa. Y como hemos visto las obras de arte plásticas y visuales cumplen o han cumplido con funciones muy distintas a lo largo de su historia. Pero como el arte carece de un valor de uso inmediato e intrínseco que lo defina y restrinja, su utilidad le es dada arbitrariamente y por lo tanto se puede manipular.

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