FICHA :
Título:
El jardín de las Delicias
Ubicación: Museo del Prado
Técnica: Óleo sobre tabla
Fecha de creación: su realización se calcula entre 1500-1510
Medidas: El panel cerrado mide 220 x 195 cm (exactamente como el panel
central) y los paneles laterales miden 220 x 97,5 cm cada uno.
Período: Renacimiento nórdico/Gótico
flamenco/Primitivo flamenco
Género: Arte cristiano
La Obra de vamos a intentar comentar
en este Comentario VII va a ser “El jardín de las delicias” de El Bosco. Lo
primero decir que es una obra compleja a la que se han dedicado miles de
comentarios y el nuestro va a ser uno más sin ninguna pretensión de aportar nada
nuevo cuanto de reflejar algunos apuntes iniciáticos para esta compleja,
apocalíptica y maravillosa obra de este autor. Primero decir que al igual que
la otra obra comentada con anterioridad
“El carro de heno”, ésta también se
trata de un retablo, en concreto de un tríptico, titulado "El Jardín de
las Delicias" y pintado por el pintor holandés Hyeronimus Bosch conocido
con el sobrenombre de "el Bosco" a comienzos del siglo XVI.
Obra predilecta del rey Felipe II , adquirida por él y que figuraba en El Escorial.
Antes de continuar con el análisis de la obra hay que hacer constar que: El
mundo, mejor dicho, los mundos que presenta El Bosco no tienen nada que ver con
la realidad, ni con la comprensión humana. Es uno de los primeros genios de la
historia del arte que introduce en sus imágenes el componente onírico que
supera la realidad consciente. La fantasía, el humor, la crítica ácida saturan
esta imagen cruda del ser humano, que se precipita en el infierno con cada uno
de sus actos.
El Bosco puebla sus paisajes con monstruos, plantas antropomorfas y objetos
imposibles. El ser humano, desnudo ante sus actos, es poco más que un ser
diminuto que va pululando en ambientes misteriosos y exotéricos que
irremediablemente le conducirán hacia la perdición. Las encarnaciones de la
sensualidad son deslumbrantes por su variedad: la música, el amor, el juego, la
bebida, incluso el aprendizaje y el conocimiento.
En el infierno, el sueño-pesadilla se disloca: orejas de las que emergen
cuchillos, demonios con bocas dentadas en el vientre, escaleras que no llevan a
ningún sitio y, entre todo ello, los cuerpos de los pecadores que están siendo
despedazados por los demonios y sus máquinas infernales.
La técnica minuciosa de El Bosco está directamente relacionada con la
pintura de su época y los avances con el óleo. Pero, su forma de componer y
situar las figuras en el espacio, así como su interpretación de un tema clásico
de la pintura religiosa como es el pecado, no tienen nada en común con los
otros pintores de su entorno.
Es difícil entender de dónde extrajo, sus ideas y sus personajes. Se ha
tratado de justificar esta particular iconografía a través de la enseñanza de
una secta herética del momento, llamada "del libre espíritu", seguidores del adamismo, pero no
está aclarada la pertenencia de El Bosco a la misma. También podría haber entresacado
los motivos directamente de textos escolásticos, concretamente de los comentarios
de San Agustín y San Gregorio a pasajes del Antiguo Testamento No obstante, hay
que ver una clara influencia medieval en la obra del Bosco visible tanto en los
personajes fantásticos y demoníacos, que enlazan directamente con los
bestiarios medievales, como en el recurso
a la caricatura y la sátira con un fin moralizante.
ANÁLISIS DE LA OBRA:
Como ya hemos comentado se
trata de un tríptico de madera pintado al óleo, técnica introducida
y generalizada por los pintores denominados "primitivos
flamencos". Aunque dentro del
estilo flamenco,
este autor procedente de Holanda se desmarca completamente de su época e
incluso de posteriores. Se trata de una Obra con una gran carga simbólica. El
tríptico cerrado y abierto es una alegoría completa del origen y fin del mundo Si
observamos la tabla cerrada aparece representada una de las primeras
escenas del Génesis, el globo terráqueo y una minúscula presencia de Dios representado
como un anciano con tiara y barba:en la esquina superior izquierda representan
–según muchos- el tercer día de la creación, esto es: la creación del mundo
vegetal, origen de la vida; de manera que aparece la tierra dentro de una
esfera de cristal. En su interior, una vez abierto
el tríptico, cada tabla
representa un tema: "la creación de Adán y Eva" (tabla de la
izquierda en la que aparece la creación completa), "el Jardín de las
delicias" (tabla central en el que
aparecen las más variadas formas de la sensualidad, que presumiblemente
conforman la vida terrenal) y "El infierno" (tabla de la derecha). Interpretado de
principio al fin, y aunque cada tabla refleja una temática diferenciada, todas
giran en torno a la aparición del pecado en el mundo, la naturaleza de los
pecados relacionados con los placeres terrenales y las consecuencias que el
disfrute de estos conlleva con los castigos del infierno, esto es la historia
de la caída del género humano, sin posibilidad de redención, puesto que no
existen las figuras divinas de Cristo o María, ni tampoco la elección de los
benditos para vivir en la Gracia de Dios tras el Juicio Final.
Las tres tablas separadas: Paraiso-Tierra-Infierno |
Tabla izquierda: El Paraíso |
La idílica imagen de paz del paraíso, que en un principio podemos
observar, se interrumpe cuando, contemplando con mayor atención, observamos a
un león devorando a un ciervo o un leopardo con un ratón en la boca y otros de
aspecto tenebroso. Estos elementos que perturban esa paz paradisíaca anuncian
la presencia acechante del pecado. En el estanque central aparece la
Fuente de la Vida, representada con una forma entre orgánica y
mineral, por uno de cuyos orificios aparece una lechuza, que en la
Antigüedad representaba la sabiduría (se asociaba con Atenea) pero en la Edad Media era símbolo del mal. Probablemente este elemento tenga connotaciones sexuales y fálicas anunciando los placeres de la carne desarrollados en la segunda tabla. A la derecha del estanque aparece una roca con forma de rostro humano, se puede deducir que es el rostro del diablo, del que sale una serpiente que se enrosca en el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, y desde allí tentará a Eva. Otros elementos serán: el Árbol de la vida ( drago canario) el elefante blanco ( la inocencia) montado por un mono ( símbolo de la lujuria) ; un toro ( símbolo de la pasión) amenaza o empieza a acosar a un unicornio ( símbolo de la pureza).
Antigüedad representaba la sabiduría (se asociaba con Atenea) pero en la Edad Media era símbolo del mal. Probablemente este elemento tenga connotaciones sexuales y fálicas anunciando los placeres de la carne desarrollados en la segunda tabla. A la derecha del estanque aparece una roca con forma de rostro humano, se puede deducir que es el rostro del diablo, del que sale una serpiente que se enrosca en el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, y desde allí tentará a Eva. Otros elementos serán: el Árbol de la vida ( drago canario) el elefante blanco ( la inocencia) montado por un mono ( símbolo de la lujuria) ; un toro ( símbolo de la pasión) amenaza o empieza a acosar a un unicornio ( símbolo de la pureza).
Entre un paisaje de colores cálidos en el primer plano, y fríos hacia el
fondo, rodeado de montañas, aguas y animales bellos o siniestros, sólo el rostro de Cristo se dirige al
espectador.
Tabla central: La Tierra dominada por la lujuria y otros pecados |
La lujuria parece haberse adueñado de todo y de todos, mujeres y
hombres, (no hay niños, sólo adultos muy pálidos con algún negro para
contrastar) y se muestran todo tipo de relaciones sexuales. Así en la parte
inferior aparecen numerosos desnudos en grupos o parejas entregándose febrilmente
a todo tipo de placeres carnales y en las más diversas actitudes, posturas,
actos, y desviaciones sexuales acompañados animales y frutos de tamaño
desmesurado sobre todo moluscos y de frutos rojos (cerezas, frambuesas, fresas,
madroños, moras…) frutos carnosos que rápidamente caducan, efímeros, como
metáforas
de la fugacidad de los placeres sexuales. Igualmente aparecen pájaros gigantes como grullas vinculados al igual que los frutos con Afrodita, símbolos de la lujuria, y en los que hay que ver connotaciones sexuales como símbolos del deseo sexual. Algunos de estos pájaros enormes alimentan del fruto deseado a hombrecillos. ( el mundo al revés) Algunas de estas parejas aparecen dentro de burbujas o pompas de cristal que aluden a la capacidad del pecado para atrapar a la persona y a lo efímero de la pasión. En la parte inferior se desarrollan todo tipo de relaciones sexuales: heterosexuales; alusiones a la homosexualidad, el onanismo, al adulterio (el marido engañado que lleva a sus espaldas a los amantes dentro de un mejillón).
de la fugacidad de los placeres sexuales. Igualmente aparecen pájaros gigantes como grullas vinculados al igual que los frutos con Afrodita, símbolos de la lujuria, y en los que hay que ver connotaciones sexuales como símbolos del deseo sexual. Algunos de estos pájaros enormes alimentan del fruto deseado a hombrecillos. ( el mundo al revés) Algunas de estas parejas aparecen dentro de burbujas o pompas de cristal que aluden a la capacidad del pecado para atrapar a la persona y a lo efímero de la pasión. En la parte inferior se desarrollan todo tipo de relaciones sexuales: heterosexuales; alusiones a la homosexualidad, el onanismo, al adulterio (el marido engañado que lleva a sus espaldas a los amantes dentro de un mejillón).
En el centro aparece un estanque
circular donde un grupo de mujeres desnudas se da un baño que son contempladas
por un nutrido cortejo de jinetes desnudos que cabalgan alrededor sobre
animales, (panteras, leopardos, osos, toros, cabras, unicornios, grifos, ciervos,
jabalíes, cabras, leones,...), reales y fantásticos en su mayoría derivados de
los bestiarios medievales y escritos místicos que son símbolos de la lujuria y
otros pecados.
La escena es explícitamente sexual
(montar un caballo es un símil de realizar el acto sexual) y los caballeros
pretenden relación carnal con las damas (la más atrevida ya está saliendo del
agua).Simbólicamente el estanque podría representar la fuente de la eterna
juventud o el estanque del adulterio (la fuente del amor o de Venus) en el que
bañan sus cuerpos mujeres desnudas, con tocados de cuervos y pavos, símbolos de
la incredulidad y de la vanidad respectivamente, garzas o ibis (devoradores
de peces muertos en referencia a los goces pasados) y en espera de un encuentro
que se adivina carnal. Un hombre parece no resistir la tentación y se
lanza al agua siendo recibido por una muchacha.
También aparecen acróbatas. Y es que durante la Edad Media estos personajes, junto a los juglares, eran un claro referente de
la sexualidad y por ello frecuentemente eran condenados por la iglesia. En uno
de los lados se observa a un ciervo que ha cazado a un hombre (el mundo al revés).
En las dos esquinas inferiores del jardín hay dos
escenas a tener en cuenta: un grupo de la parte inferior izquierda señala a la tabla del Paraíso donde está Eva protagonista de la
tentación. En la otra esquina
están Adán y
Eva en una cueva. Adán señala a
Eva. El dedo
acusador de Adán (mirando al espectador) responsabiliza a la mujer. Por último el panel de la derecha se representa el infierno. En el infierno
se exponen los castigos de los pecados la lujuria, avaricia, soberbia, afición
al juego, sensualidad de la música y las costumbres y vicios de los clérigos. En
esta tabla, los colores, en consonancia con el tema, se vuelven oscuros
predominando los tonos negros, azulados y rojizos. El conjunto se ordena en
varios niveles.
En la parte superior se ve una ciudad en llamas así como las más variadas
torturas a las que son sometidas los pecadores-condenados. Éstos protagonistas
de diversos pecados, sufren tormentos en medio de un paisaje desolado,
amenazante y lleno de seres horrendos que los devoran, aplastan y asesinan. En
esta parte al fondo, la última escena, grandes masas de seres van de un lado a
otro rumbo a las ruinas de edificios incendiados. Las luces sobrecogedoras
iluminan a las masas que parecen arrastradas hacia su perdición en juegos de
diagonales que permiten una sensación de movimiento incesante. . Muchos
maestros de pintura admiraron y tomaron como modelo las luces y el fuego que el
Bosco fue capaz de plasmar de una manera única.
Tabla derecha: El Infierno |
En la parte central aparecen representaciones oníricas, con criaturas
extrañas. En el centro se encuentra el hombre-árbol, quien, sin culo y con sus
brazos en forma de troncos secos y sus manos como botes flotantes que se apoyan
en una especie de mar de aguas pestilentes contempla lo que sucede en sus
entrañas como si fuera una taberna. Su rostro masculino se ha interpretado como
un autorretrato del pintor, con un disco sobre la cabeza en la que bailan
distintos monstruos/demonios que parecen patinar en torno a una gaita.
Incluso los instrumentos musicales sirven de armas terribles para ejecutar
a los malditos. En la zona inferior encontramos “el infierno musical”, se
observan enormes instrumentos de música como arpa, laúd, órgano de manivela,
que en el infierno se transforman en instrumentos de tortura: así un condenado
está crucificado en un arpa, otro sodomizado por una flauta, u otro llevando su
instrumento como la cruz a cuestas Tal vez se esté condenando la
música profana que promueve los encuentros anteriores a la lujuria..
Lucifer con rostro de pájaro |
El hombre-árbol |
Finalmente los personajes situados en primer término, en el nivel inferior,
parecen condenados por el juego y las tabernas ya que portan dados, naipes y
tableros de juego y son torturados por demonios. El enorme roedor vestido con un traje de rica
tela y zuecos, muestra en su espalda una especie de escudo que tiene clavada
una mano: la misma que hace la señal de Cristo, pero sostiene un dado. Con
total sangre fría atraviesa con su espada a un
hombre de gesto resignado. Una
mujer desnuda lleva los símbolos de la prostitución en sus manos: una vela y
una jarra, necesarios en los encuentros furtivos. Riñas, apuestas, trampas,
putas: todo es parte del mundo perdido de las tabernas. Tras la prostituta, una
liebre con atavíos de cazador lleva colgada a su presa (de nuevo el mundo al
revés), un hombre, y sus lebreles infernales atacan a otra víctima
humana.
El infierno musical |
En todo el panel aparece la crítica de las faltas y costumbres de los
clérigos monjes leyendo breviarios y monstruos monaguillos que tocan
campanas cuyo badajo ha sido cambiado por hombres. En la zona inferior
izquierda (nuestra derecha) , aparece un cerdo con toca de monja obligando a un
hombre a firmar un documento, tal vez
alusión a la venta o compraventa de indulgencia (simonía).
La segunda parte o segundo plano tiene colores fríos, con un gran
predominio del color azul ya que transcurre en el agua o tiene relación con
ella.
La tercera parte o tercer plano corresponde a la zona por encima del horizonte
(cielo) con una clara diferencia en la tabla del infierno donde predomina la
oscuridad.
En resumen los planos van superpuestos y con ello se consigue profundidad y
perspectiva en el cuadro, al mismo tiempo nos da la sensación de que
penetramos, de alguna forma, en el cuadro.
ANÁLISIS TÉCNICO:
Nuestra mirada parece dirigida por una mano maestra que nos lleva por las
formas principales en un movimiento de zig-zag que va de abajo hacia arriba
(dirigida no sólo por las formas sino por el tamaño, los colores, actitudes,
etc…), con ello el artista pretende dar profundidad a la obra con ese
movimiento ascendente hacia el interior del cuadro.
El Bosco utiliza un punto de vista muy alto (como si estuviésemos
observando desde una torre) y así se ve mucho paisaje, quedando el horizonte
muy lejano, dando la sensación de inmensidad. Sin embargo las figuras parecen
vistas desde un punto focal muy bajo. Por ello no parece que exista una
verdadera ilusión espacial, más bien parecen planos claramente escalonadas en
sentido creciente
La perspectiva se consigue empequeñeciendo lo que se encuentra lejos. Se hace hincapié en el movimiento de los personajes y en una representación realística de los mismos.
Algo muy típico de los pintores holandeses y flamencos del renacimiento
es la minuciosidad en los detalles, hasta el punto de que con una lupa
podríamos observar minúsculos detalles que a simple vista pasan desapercibidos.
La prueba de ello la tenemos en las últimas investigaciones en la que unos
estudiantes norteamericanos han descubierto e identificado una partitura
musical que uno de los personajes de la obra tiene grabada en el trasero.
Los colores son muy variados y estridentes, lo que, junto con lo
representado, acentúa la sensación de sueño fantástico que impregna todo. Las
figuras y los fondos están pintados con sumo cuidado y preciosismo, si cabe la
palabra para las imágenes que observamos. Las zonas claras poseen colores diáfanos
y opalescentes en ciertos detalles. El Bosco logra controlar las transiciones
de color en los cuerpos de las figuras. Los colores principales son, en
general, el blanco opaco, el azul, el celeste, rosa, lila, avellana, verdes en
las dos primeras tablas, mientras que en la segunda predominan los negros, marrones, rojos oscuros, grises, en la
parte superior. Los colores cálidos dominan en el piso –avellana, ocres
cálidos- e incluso toques rosáceos que parecen reflejos de la luz externa. La
piel de los personajes se vinculan con los ocres, los rosas pálidos en una gama
amplia. Hay toques algunos toques de grises en caparazones, armas etc.
En la obra podemos notar la factura de la pincelada: por un lado toques de
distintos tamaños e intensidad, usando capas de colores para lograr veladuras
suaves. Sin embargo en otras del cuadro,
en cambio, la pincelada presenta una materia más corpórea y opaca.
La luz tiene su fuente principal en el lado inferior izquierdo de la
composición. Sin embargo la construcción de objetos y personajes no muestran
claro-oscuros decisivos: los cuerpos tiene apariencia ligera, apenas existe un
modelado en volumen, casi parecen planos. Y es precisamente la luz la que va atenuándose a medida que pasamos y
ascendemos de un plano a otro; se enfría en el plano medio y reaparece
fantasmalmente en el último plano. Así en el primer plano cercano a nosotros
los colores al parecer se ven más vivos por la luz referencial; a medida que
avanza la mirada la fuente de luz se va perdiendo, pero cada escena parece
tener una iluminación propia ya que, por un lado, conserva la referencia de la
dirección que sigue nuestra vista, de abajo arriba y por otra parecen
microcosmos independientes unos de otros.
COMENTARIO DE LA OBRA:
El Bosco es uno de los pintores más misteriosos de toda la historia del
arte y no es fácil interpretar sus obras. Muchos eruditos han intentado
descifrar los significados que una obra tan original parece ocultar.
Las figuras monstruosas y diabólicas que creó han alimentado teorías de todo tipo: desde una relación íntima con la secta de los Adamitas (que apareció en el
siglo XIII) y sus prácticas sexuales, hasta posibles lecturas psicoanalíticas
de sus imágenes, pasando por las teorías de las prácticas alquímicas del Bosco
reflejadas en sus caprichosas formas y colores utilizados.
Las figuras monstruosas y diabólicas que creó han alimentado teorías de todo tipo: desde una relación íntima con la
Sin duda su obra encierra un mensaje moralizante advirtiendo al hombre de
las consecuencias que tiene para el hombre el disfrute de los placeres
carnales, que aunque dulces, son de breve duración, como los frutos rojos, temporales,
frente al carácter eterno de las torturas del infierno representada en la tabla
anexa.
La obra tiene carácter coral: hay cientos de personajes, figuras que se
mueven de un lado a otro, pero también
tiene elementos claves que nos ayudan a no perdernos en la maraña de acciones. Como
vemos son innumerables los personajes y símbolos que llenan esta compleja obra.
Por ejemplo, podemos decir que la tabla izquierda representa la inocencia del
hombre en el momento de la creación. La tabla central como un sueño erótico representando
que la lujuria es el origen de todos los pecados y la causa de la perdición del ser
humano. Y esta entrega exacerbada a la lujuria se paga con el infierno
representando en la tabla de la derecha donde demonios y monstruos trabajan a
destajo para infligir horrorosos tormentos a los condenados.
Muchos animales tienen un significado oculto: el pájaro la libertad, el
mono el placer sexual, el perro la fidelidad, etc.
Sin embargo, hay investigadores que han dado un
sentido distinto a la Obra pues para ellos la tabla central, en vez de
representar los pecados, representaría un estado idílico de un Paraiso de
disfrute para el hombre, en el que no existe la vejez ni los trabajos, que
podría haber existido, pero que nunca existió como consecuencia del pecado
cometido por Eva. No obstante, hay que ver una clara influencia medieval en la
obra del Bosco visible tanto en los personajes fantásticos y demoníacos, que
enlazan directamente con los bestiarios medievales, como en el recurso a la
caricatura y la sátira con un fin moralizante.
CONCLUSIÓN:
En esta obra El Bosco da testimonio de un estilo original aunque con raices
en la tradición medieval. Cabe destacar, la minuciosidad de su trabajo, el
dominio de las técnicas del óleo y la miniatura y su capacidad para organizar
una composición tan compleja. La pintura de El Bosco fue muy valorada por el rey
Felipe II por su carácter moralizante, conocida es la personalidad de este monarca, y es llo que hizo que adquiriera algunas de las
mejores obras de este autor, hoy día conservadas en el Museo del Prado.
El Bosco inspiró a muchos artistas, aun cuando fue incomprendido en su
tiempo. Ya en el siglo XX los surrealistas toman como una de sus influencias al
arte del Bosco, pues vieron en la Obra del Bosco un precursor del mundo onírico
que buscaban en su pintura definiendo su pintura como la del "primer
pintor surrealista". Entre
ellos tenemos a Joan Miró o el mismo Dalí.
El enorme montón de símbolos y alusiones, que envuelve a las figuras, el
ambiente, en definitiva a la pintura misma, no le resta expresividad al artista
y en cada uno de los símbolos el artista expresa una vitalidad y una inventiva
que parece inagotable lejos de lo que se pueda suponer que es sólo inspiración temporal.
Sus cuadros son frecuentemente verdaderas sátiras de los vicios y males de
la sociedad, mezcladas con alegorías, alardes de imaginación y fantasía
e, incluso, un lenguaje simbólico que muchas veces nos cuesta trabajo
comprender, pero que no restan interés a su pintura. La
impronta de El Bosco es mostrar cómo la locura humana lleva
directamente a los sufrimientos infernales.
Para acabar y a modo de juego te propongo que observando esta obra, localices:
- Una cerda vestida de monja besando a un hombre.
- Una pareja copulando dentro de un mejillón.
- Un conejo vestido de cazador que lleva a su víctima suspendida de una pértiga.
- Unos pájaros salen del trasero de un condenado.
- Un personaje introduce unas flores por el recto de otro.
- Un “Menage à trois” dentro de una campana transparente.
- Haciendo el pino en un lago tapándose los genitales, donde hay frutas y pájaros.
- Un hombre se encariña de una lechuza.
- Grupo portando un crustáceo con tres cuerpos enseñando sus culos grises.
- Grupo mostrando ostentosamente sus posaderas sobre las que hurgan negros cuervos.
- Jinete haciendo un mortal sobre su caballo.
- Cardo con su flor y mariposa libando (símbolo del alma).
- Patinadores en el lago helado (contraste infernal calor/frío.
- Equilibrista haciendo el “cristo invertido”.
- Hombre junto a un barril alimentado por un pato.
- Dragón de tres cabezas que sale del estanque.
- Símbolo de Madrid: el oso y el madroño
- Al hombre que tiene grabado en el trasero una partitura musical
- Un caballero siendo devorado por perros con un cáliz en la mano
- Un hombre presumiblemente muerto colgado de una llave.
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