viernes, 22 de enero de 2016

COMENTARIO VII

Obra 1ª El jardín de las Delicias
FICHA : 
Artista: Hieronymus van Aeken Bosch. El Bosco
Ubicación: Museo del Prado
Técnica: Óleo sobre tabla
Fecha de creación: su realización se calcula entre 1500-1510
Medidas: El panel cerrado mide  220 x 195 cm (exactamente como el panel central) y los paneles laterales miden 220 x 97,5 cm cada uno.
Período: Renacimiento nórdico/Gótico flamenco/Primitivo flamenco

Género: Arte cristiano

La Obra de vamos a intentar comentar en este Comentario VII va a ser “El jardín de las delicias” de El Bosco. Lo primero decir que es una obra compleja a la que se han dedicado miles de comentarios y el nuestro va a ser uno más sin ninguna pretensión de aportar nada nuevo cuanto de reflejar algunos apuntes iniciáticos para esta compleja, apocalíptica y maravillosa obra de este autor. Primero decir que al igual que la otra obra comentada con anterioridad  “El carro de heno”,  ésta también se trata de un retablo, en concreto de un tríptico, titulado "El Jardín de las Delicias" y pintado por el pintor holandés Hyeronimus Bosch conocido con el sobrenombre de "el Bosco" a comienzos del siglo XVI. Obra predilecta del rey Felipe II , adquirida por él y que figuraba en El Escorial.
Antes de continuar con el análisis de la obra hay que hacer constar que: El mundo, mejor dicho, los mundos que presenta El Bosco no tienen nada que ver con la realidad, ni con la comprensión humana. Es uno de los primeros genios de la historia del arte que introduce en sus imágenes el componente onírico que supera la realidad consciente. La fantasía, el humor, la crítica ácida saturan esta imagen cruda del ser humano, que se precipita en el infierno con cada uno de sus actos.
El Bosco puebla sus paisajes con monstruos, plantas antropomorfas y objetos imposibles. El ser humano, desnudo ante sus actos, es poco más que un ser diminuto que va pululando en ambientes misteriosos y exotéricos que irremediablemente le conducirán hacia la perdición. Las encarnaciones de la sensualidad son deslumbrantes por su variedad: la música, el amor, el juego, la bebida, incluso el aprendizaje y el conocimiento.
En el infierno, el sueño-pesadilla se disloca: orejas de las que emergen cuchillos, demonios con bocas dentadas en el vientre, escaleras que no llevan a ningún sitio y, entre todo ello, los cuerpos de los pecadores que están siendo despedazados por los demonios y sus máquinas infernales.
La técnica minuciosa de El Bosco está directamente relacionada con la pintura de su época y los avances con el óleo. Pero, su forma de componer y situar las figuras en el espacio, así como su interpretación de un tema clásico de la pintura religiosa como es el pecado, no tienen nada en común con los otros pintores de su entorno.
Es difícil entender de dónde extrajo, sus ideas y sus personajes. Se ha tratado de justificar esta particular iconografía a través de la enseñanza de una secta herética del momento, llamada "del libre espíritu", seguidores del adamismo, pero no está aclarada la pertenencia de El Bosco a la misma. También podría haber entresacado los motivos directamente de textos escolásticos, concretamente de los comentarios de San Agustín y San Gregorio a pasajes del Antiguo Testamento No obstante, hay que ver una clara influencia medieval en la obra del Bosco visible tanto en los personajes fantásticos y demoníacos, que enlazan directamente con los bestiarios medievales, como en el recurso a la caricatura y la sátira con un fin moralizante.

ANÁLISIS DE LA OBRA:

Como ya hemos comentado se trata de un tríptico de madera pintado al óleo, técnica introducida y generalizada por los pintores denominados "primitivos flamencos". Aunque dentro  del estilo flamenco, este autor procedente de Holanda se desmarca completamente de su época e incluso de posteriores. Se trata de una Obra con una gran carga simbólica. El tríptico cerrado y abierto es una alegoría completa del origen y fin del mundo Si observamos la tabla cerrada aparece representada  una de las primeras escenas del Génesis, el globo terráqueo y una minúscula presencia de Dios representado como un anciano con tiara y barba:en la esquina superior izquierda representan –según muchos- el tercer día de la creación, esto es: la creación del mundo vegetal, origen de la vida; de manera que aparece la tierra dentro de una esfera de cristal. En su interior, una vez abierto
Las tres tablas separadas: Paraiso-Tierra-Infierno
el tríptico, cada tabla representa un tema: "la creación de Adán y Eva" (tabla de la izquierda en la que aparece la creación completa), "el Jardín de las delicias" (tabla central  en el que aparecen las más variadas formas de la sensualidad, que presumiblemente conforman la vida terrenal) y "El infierno" (tabla de la derecha). Interpretado de principio al fin, y aunque cada tabla refleja una temática diferenciada, todas giran en torno a la aparición del pecado en el mundo, la naturaleza de los pecados relacionados con los placeres terrenales y las consecuencias que el disfrute de estos conlleva con los castigos del infierno, esto es la historia de la caída del género humano, sin posibilidad de redención, puesto que no existen las figuras divinas de Cristo o María, ni tampoco la elección de los benditos para vivir en la Gracia de Dios tras el Juicio Final.
Tabla izquierda: El Paraíso
En la tabla de la izquierda, como hemos comentado se representa el último día de la creación, cuando Dios decide crear primero al hombre y, acto seguido, a la mujer, presentándolos. Creados por Dios en medio de un entorno fantástico donde resaltan los colores brillantes, azules y verdes, con un jardín espectacular, con animales variados y fantásticos, rocas caprichosa y fantasmales, flora original y una imaginativa fuente, la fuente de la vida.
La idílica imagen de paz del paraíso, que en un principio podemos observar, se interrumpe cuando, contemplando con mayor atención, observamos a un león devorando a un ciervo o un leopardo con un ratón en la boca y otros de aspecto tenebroso. Estos elementos que perturban esa paz paradisíaca anuncian la presencia acechante del pecado. En el estanque central aparece la Fuente de la Vida, representada con una forma entre orgánica y mineral, por uno de cuyos orificios aparece una lechuza, que en la
Antigüedad representaba la sabiduría (se asociaba con Atenea) pero en la Edad Media era símbolo del mal. Probablemente este elemento tenga connotaciones sexuales y fálicas anunciando los placeres de la carne desarrollados en la segunda tabla. A la derecha del estanque aparece una roca con forma de rostro humano, se puede deducir que es el rostro del diablo, del que sale una serpiente que se enrosca en el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, y  desde allí tentará a Eva. Otros elementos serán: el Árbol de la vida ( drago canario) el elefante blanco ( la inocencia) montado por un mono ( símbolo de la lujuria) ; un toro ( símbolo de la pasión) amenaza o empieza a acosar a un unicornio ( símbolo de la pureza).
Entre un paisaje de colores cálidos en el primer plano, y fríos hacia el fondo, rodeado de montañas, aguas y animales bellos o siniestros, sólo el rostro de Cristo se dirige al espectador.
Tabla central: La Tierra dominada por la lujuria y
otros pecados
En la tabla central, la que da título al conjunto de la obra, nos muestra una complicada escena con cientos de personajes en actitudes “muy interesantes”. Aparece un paisaje en el que el pecado ha triunfado y multitud de seres humanos, hombres y mujeres sin distinción de su condición social o raza, sucumben a los placeres de la carne. La  escena se ordena en tres niveles en altura:  
 La lujuria parece haberse adueñado de todo y de todos, mujeres y hombres, (no hay niños, sólo adultos muy pálidos con algún negro para contrastar) y se muestran todo tipo de relaciones sexuales. Así en la parte inferior aparecen numerosos desnudos en grupos o parejas entregándose febrilmente a todo tipo de placeres carnales y en las más diversas actitudes, posturas, actos, y desviaciones sexuales acompañados animales y frutos de tamaño desmesurado sobre todo moluscos y de frutos rojos (cerezas, frambuesas, fresas, madroños, moras…) frutos carnosos que rápidamente caducan, efímeros, como metáforas
de la fugacidad de los placeres sexuales. Igualmente aparecen pájaros gigantes como grullas vinculados al igual que los frutos con Afrodita, símbolos de la lujuria, y en los que hay que ver connotaciones sexuales como símbolos del deseo sexual. Algunos de estos pájaros enormes alimentan del fruto deseado a hombrecillos. ( el mundo al revés)  Algunas de estas parejas aparecen dentro de burbujas o pompas de cristal que aluden a la capacidad del pecado para atrapar a la persona y a lo efímero de la pasión. En la parte inferior se desarrollan todo tipo de relaciones sexuales: heterosexuales; alusiones a la homosexualidad, el onanismo, al adulterio (el marido engañado que lleva a sus espaldas a los amantes dentro de un mejillón).       
 En el centro aparece un estanque circular donde un grupo de mujeres desnudas se da un baño que son contempladas por un nutrido cortejo de jinetes desnudos que cabalgan alrededor sobre animales, (panteras, leopardos, osos, toros, cabras, unicornios, grifos, ciervos, jabalíes, cabras, leones,...), reales y fantásticos en su mayoría derivados de los bestiarios medievales y escritos místicos que son símbolos de la lujuria y otros pecados.
 La escena es explícitamente sexual (montar un caballo es un símil de realizar el acto sexual) y los caballeros pretenden relación carnal con las damas (la más atrevida ya está saliendo del agua).Simbólicamente el estanque podría representar la fuente de la eterna juventud o el estanque del adulterio (la fuente del amor o de Venus) en el que bañan sus cuerpos mujeres desnudas, con tocados de cuervos y pavos, símbolos de la incredulidad y de la vanidad respectivamente, garzas o ibis (devoradores de peces muertos en referencia a los goces pasados) y en espera de un encuentro que se adivina carnal.   Un hombre parece no resistir la tentación y se lanza al agua siendo recibido por una muchacha.

La parte superior aparece organizada en torno a otro estanque de mayor tamaño, y forma irregular; en el estanque flota el enorme globo azul-gris de la "fuente del adulterio", usada para las lascivas acrobacias de los lujuriosos y en él que convergen los Cuatro Ríos del Paraíso Terrenal (Fuente de los Cuatro Ríos del Paraíso Terrenal).  A cada río le corresponde una construcción inestable, torres/colinas absolutamente fantasiosa y surrealista y realizadas a base de cuernos, palmas, conos, cilindros, medias lunas, emblemas todos ellos del género masculino y femenino. En su interior parejas de amantes en distintas actitudes: una pareja se manosea y otro enseña el trasero.
También aparecen acróbatas.  Y es que durante la Edad Media estos personajes, junto a los juglares, eran un claro referente de la sexualidad y por ello frecuentemente eran condenados por la iglesia. En uno de los lados se observa a un ciervo que ha cazado a un hombre (el mundo al revés).
En las dos esquinas inferiores del jardín hay dos escenas a tener en cuenta: un grupo de la parte inferior izquierda señala a la tabla del Paraíso donde está Eva protagonista de la tentación. En la otra esquina están Adán y Eva en una cueva. Adán señala a Eva. El dedo acusador de Adán (mirando al espectador) responsabiliza a la mujer. Por último el panel de la derecha se representa el infierno. En el infierno se exponen los castigos de los pecados la lujuria, avaricia, soberbia, afición al juego, sensualidad de la música y las costumbres y vicios de los clérigos. En esta tabla, los colores, en consonancia con el tema, se vuelven oscuros predominando los tonos negros, azulados y rojizos. El conjunto se ordena en varios niveles.
En la parte superior se ve una ciudad en llamas así como las más variadas torturas a las que son sometidas los pecadores-condenados. Éstos protagonistas
Tabla derecha:
 El Infierno
de diversos pecados, sufren tormentos en medio de un paisaje desolado, amenazante y lleno de seres horrendos que los devoran, aplastan y asesinan. En esta parte al fondo, la última escena, grandes masas de seres van de un lado a otro rumbo a las ruinas de edificios incendiados. Las luces sobrecogedoras iluminan a las masas que parecen arrastradas hacia su perdición en juegos de diagonales que permiten una sensación de movimiento incesante. . Muchos maestros de pintura admiraron y tomaron como modelo las luces y el fuego que el Bosco fue capaz de plasmar de una manera única.
En la parte central aparecen representaciones oníricas, con criaturas extrañas. En el centro se encuentra el hombre-árbol, quien, sin culo y con sus brazos en forma de troncos secos y sus manos como botes flotantes que se apoyan en una especie de mar de aguas pestilentes contempla lo que sucede en sus entrañas como si fuera una taberna. Su rostro masculino se ha interpretado como un autorretrato del pintor, con un disco sobre la cabeza en la que bailan distintos monstruos/demonios que parecen patinar en torno a una gaita.
Incluso los instrumentos musicales sirven de armas terribles para ejecutar a los malditos. En la zona inferior  encontramos “el infierno musical”, se observan enormes instrumentos de música como arpa, laúd, órgano de manivela, que en el infierno se transforman en instrumentos de tortura: así un condenado está crucificado en un arpa, otro sodomizado por una flauta, u otro llevando su instrumento como la cruz a cuestas  Tal vez se esté condenando la música profana que promueve los encuentros anteriores a la lujuria.. 
Lucifer con rostro de pájaro
En el ángulo inferior derecho aparece Lucifer como un monstruo con cabeza de pájaro y pies de vasijas que engulle cuerpos para después defecarlos en un orinal desde donde caen a un pozo. En él el glotón (gula) es obligado a vomitar y un individuo en cuclillas defeca monedas (el dinero no sirve en el infierno), se trata del “castigo de los avaros”. Al lado, la dama orgullosa (SOBERBIA) se ve obligada a dejarse abrazar  por el diablo y sus encantos se reflejan en las nalgas de un monstruo.  Las nalgas hacen de espejo y en la tradición medieval el espejo es un instrumento favorito del diablo» ("El espejo es el verdadero culo del diablo").  En un lago los patinadores cuando el hielo se quiebre caerán y se hundirán.
El hombre-árbol
Encima, un caballero con armadura (ira) es atacado por una jauría. Puede tratarse también de sacrilegio pues se aferra a un cáliz de oro. Por encima vemos un cuchillo entre dos enormes orejas: como si fuera un tanque infernal que avanza sobre los condenados y los aplasta.  Simbolismo del sexo erecto. Lleva una M que parece corresponder con el nombre del Anticristo (según algunas opiniones). Las orejas atravesadas por una flecha son símbolo de infelicidad y de hacer oídos sordos a la palabra evangélica.
Finalmente los personajes situados en primer término, en el nivel inferior, parecen condenados por el juego y las tabernas ya que portan dados, naipes y tableros de juego y son torturados por demonios. El enorme roedor vestido con un traje de rica tela y zuecos, muestra en su espalda una especie de escudo que tiene clavada una mano: la misma que hace la señal de Cristo, pero sostiene un dado. Con total sangre fría atraviesa con su espada a un
El infierno musical
hombre de gesto resignado. Una mujer desnuda lleva los símbolos de la prostitución en sus manos: una vela y una jarra, necesarios en los encuentros furtivos. Riñas, apuestas, trampas, putas: todo es parte del mundo perdido de las tabernas. Tras la prostituta, una liebre con atavíos de cazador lleva colgada a su presa (de nuevo el mundo al revés), un hombre, y sus lebreles infernales atacan a otra víctima humana.  
En todo el panel aparece la crítica de las faltas y costumbres de los clérigos  monjes leyendo breviarios y monstruos monaguillos que tocan campanas cuyo badajo ha sido cambiado por hombres. En la zona inferior izquierda (nuestra derecha) , aparece un cerdo con toca de monja obligando a un hombre a firmar  un documento, tal vez alusión a la venta o compraventa de indulgencia (simonía).
En esta composición poderosamente vertical, la visión es llevada de abajo hacia arriba, que es una manera de darle profundidad pues se coloca el plano más lejano en la parte superior y final, mientras que la parte inferior aparentemente está más cerca de nosotros. Esta parte se caracteriza por tener colores más vivos y más cálidos que en las otros partes, además de estar más iluminada.  Y además todas las escenas parecen ocurrir en la Tierra.
La segunda parte o segundo plano tiene colores fríos, con un gran predominio del color azul ya que transcurre en el agua o tiene relación con ella.
La tercera parte o tercer plano corresponde a la zona por encima del horizonte (cielo) con una clara diferencia en la tabla del infierno donde predomina la oscuridad.
En resumen los planos van superpuestos y con ello se consigue profundidad y perspectiva en el cuadro, al mismo tiempo nos da la sensación de que penetramos, de alguna forma, en el cuadro.

ANÁLISIS TÉCNICO:

Nuestra mirada parece dirigida por una mano maestra que nos lleva por las formas principales en un movimiento de zig-zag que va de abajo hacia arriba (dirigida no sólo por las formas sino por el tamaño, los colores, actitudes, etc…), con ello el artista pretende dar profundidad a la obra con ese movimiento ascendente hacia el interior del cuadro.  
El Bosco utiliza un punto de vista muy alto (como si estuviésemos observando desde una torre) y así se ve mucho paisaje, quedando el horizonte muy lejano, dando la sensación de inmensidad. Sin embargo las figuras parecen vistas desde un punto focal muy bajo. Por ello no parece que exista una verdadera ilusión espacial, más bien parecen planos claramente escalonadas en sentido creciente

La perspectiva se consigue empequeñeciendo lo que se encuentra lejos. Se hace hincapié en el movimiento de los personajes y en una representación realística de los mismos.
Algo muy típico de los pintores holandeses y flamencos del renacimiento es la minuciosidad en los detalles, hasta el punto de que con una lupa podríamos observar minúsculos detalles que a simple vista pasan desapercibidos. La prueba de ello la tenemos en las últimas investigaciones en la que unos estudiantes norteamericanos han descubierto e identificado una partitura musical que uno de los personajes de la obra tiene grabada en el trasero.
Los colores son muy variados y estridentes, lo que, junto con lo representado, acentúa la sensación de sueño fantástico que impregna todo. Las figuras y los fondos están pintados con sumo cuidado y preciosismo, si cabe la palabra para las imágenes que observamos. Las zonas claras poseen colores diáfanos y opalescentes en ciertos detalles. El Bosco logra controlar las transiciones de color en los cuerpos de las figuras. Los colores principales son, en general, el blanco opaco, el azul, el celeste, rosa, lila, avellana, verdes en las dos primeras tablas, mientras que en la segunda predominan los  negros, marrones, rojos oscuros, grises, en la parte superior. Los colores cálidos dominan en el piso –avellana, ocres cálidos- e incluso toques rosáceos que parecen reflejos de la luz externa. La piel de los personajes se vinculan con los ocres, los rosas pálidos en una gama amplia. Hay toques algunos toques de grises en caparazones, armas etc.
En la obra podemos notar la factura de la pincelada: por un lado toques de distintos tamaños e intensidad, usando capas de colores para lograr veladuras suaves. Sin embargo en otras  del cuadro, en cambio, la pincelada presenta una materia más corpórea y opaca.
La luz tiene su fuente principal en el lado inferior izquierdo de la composición. Sin embargo la construcción de objetos y personajes no muestran claro-oscuros decisivos: los cuerpos tiene apariencia ligera, apenas existe un modelado en volumen, casi parecen planos. Y es precisamente la luz la que  va atenuándose a medida que pasamos y ascendemos de un plano a otro; se enfría en el plano medio y reaparece fantasmalmente en el último plano. Así en el primer plano cercano a nosotros los colores al parecer se ven más vivos por la luz referencial; a medida que avanza la mirada la fuente de luz se va perdiendo, pero cada escena parece tener una iluminación propia ya que, por un lado, conserva la referencia de la dirección que sigue nuestra vista, de abajo arriba y por otra parecen microcosmos independientes unos de otros.
En la parte final del la tabla derecha las luces que salen de los edificios se proyectan a un cielo azulado, oscuro. Hay, hasta, formas en contraluz en el horizonte, dibujando siluetas de edificios. Las sombras se dan a través de tonos más oscuros del color. La luz prácticamente se dibuja con pinceladas de blanco, pinceladas que también modelan los objetos y seres. Breves pinceladas rosas o blancas dibujan masas de gente moviéndose de un lado a otro (cruzando puentes, etc.).

COMENTARIO DE LA OBRA: 

El Bosco es uno de los pintores más misteriosos de toda la historia del arte y no es fácil interpretar sus obras. Muchos eruditos han intentado descifrar los significados que una obra tan original parece ocultar.
Las figuras monstruosas y diabólicas que creó han alimentado teorías de todo tipo: desde una relación íntima con la secta de los Adamitas (que apareció en el siglo XIII) y sus prácticas sexuales, hasta posibles lecturas psicoanalíticas de sus imágenes, pasando por las teorías de las prácticas alquímicas del Bosco reflejadas en sus caprichosas formas y colores utilizados.
Sin duda su obra encierra un mensaje moralizante advirtiendo al hombre de las consecuencias que tiene para el hombre el disfrute de los placeres carnales, que aunque dulces, son de breve duración, como los frutos rojos, temporales, frente al carácter eterno de las torturas del infierno representada en la tabla anexa.
La obra tiene carácter coral: hay cientos de personajes, figuras que se mueven de un lado a otro, pero también tiene elementos claves que nos ayudan a no perdernos en la maraña de acciones. Como vemos son innumerables los personajes y símbolos que llenan esta compleja obra. Por ejemplo, podemos decir que la tabla izquierda representa la inocencia del hombre en el momento de la creación. La tabla central como un sueño erótico representando que la lujuria es el origen de todos los  pecados y la causa de la perdición del ser humano. Y esta entrega exacerbada a la lujuria se paga con el infierno representando en la tabla de la derecha donde demonios y monstruos trabajan a destajo para infligir horrorosos tormentos a los condenados.
Muchos animales tienen un significado oculto: el pájaro la libertad, el mono el placer sexual, el perro la fidelidad, etc.
Sin embargo, hay investigadores que han dado un sentido distinto a la Obra pues para ellos la tabla central, en vez de representar los pecados, representaría un estado idílico de un Paraiso de disfrute para el hombre, en el que no existe la vejez ni los trabajos, que podría haber existido, pero que nunca existió como consecuencia del pecado cometido por Eva. No obstante, hay que ver una clara influencia medieval en la obra del Bosco visible tanto en los personajes fantásticos y demoníacos, que enlazan directamente con los bestiarios medievales, como en el recurso a la caricatura y la sátira con un fin moralizante.

CONCLUSIÓN: 
En esta obra El Bosco da testimonio de un estilo original aunque con raices en la tradición medieval. Cabe destacar, la minuciosidad de su trabajo, el dominio de las técnicas del óleo y la miniatura y su capacidad para organizar una composición tan compleja. La pintura de El Bosco fue muy valorada por el rey Felipe II por su carácter moralizante, conocida es la personalidad de este monarca, y es llo que hizo que adquiriera algunas de las mejores obras de este autor, hoy día conservadas en el Museo del Prado.
 El Bosco inspiró a muchos artistas, aun cuando fue incomprendido en su tiempo. Ya en el siglo XX los surrealistas toman como una de sus influencias al arte del Bosco, pues vieron en la Obra del Bosco un precursor del mundo onírico que buscaban en su pintura definiendo su pintura como la del "primer pintor surrealista". Entre ellos tenemos a Joan Miró o el mismo Dalí.
El  enorme montón de símbolos y alusiones, que envuelve a las figuras, el ambiente, en definitiva a la pintura misma, no le resta expresividad al artista y en cada uno de los símbolos el artista expresa una vitalidad y una inventiva que parece inagotable lejos de lo que se pueda suponer que es sólo inspiración temporal.
Sus cuadros son frecuentemente verdaderas sátiras de los vicios y males de la sociedad, mezcladas con alegorías, alardes de imaginación y fantasía e, incluso, un lenguaje simbólico que muchas veces nos cuesta trabajo comprender, pero que no restan interés a su pintura. La impronta de El Bosco es mostrar cómo la locura humana lleva directamente a los sufrimientos infernales.
Para acabar y a modo de juego te propongo que observando esta obra, localices:
  1. Una cerda vestida de monja besando a un hombre.
  2. Una pareja copulando dentro de un mejillón.
  3. Un conejo vestido de cazador que lleva a su víctima suspendida de una pértiga.
  4. Unos pájaros salen del trasero de un condenado.
  5. Un personaje introduce unas flores por el recto de otro.
  6. Un “Menage à trois” dentro de una campana transparente.
  7. Haciendo el pino en un lago tapándose los genitales, donde hay frutas y pájaros.
  8. Un hombre se encariña de una lechuza.
  9. Grupo portando un crustáceo con tres cuerpos enseñando sus culos grises.
  10. Grupo mostrando ostentosamente sus posaderas sobre las que hurgan negros cuervos.
  11. Jinete haciendo un mortal sobre su caballo.
  12. Cardo con su flor y mariposa libando (símbolo del alma).
  13. Patinadores en el lago helado (contraste infernal calor/frío.
  14. Equilibrista haciendo el “cristo invertido”.
  15. Hombre junto a un barril alimentado por un pato.
  16. Dragón de tres cabezas que sale del estanque.
  17. Símbolo de Madrid: el oso y el madroño
  18. Al hombre que tiene grabado en el trasero una partitura musical
  19. Un caballero siendo devorado por perros con un cáliz en la mano
  20. Un hombre presumiblemente muerto colgado de una llave.






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