jueves, 19 de noviembre de 2015

COMENTARIOS OBRAS (III)

Las obras que comentaremos en esta entrada corresponden a las obras aparecidas en la entrada GENERALIDADES (II). Ya sabéis, como siempre, que cuento con vuestros comentarios, que serán la parte más importante del blog, 
Obra 1ª.- Autorretrato de Alberto Durero
Autor:  Alberto Durero,1498
Técnica:  Óleo sobre tabla
Estilo:  Renacimiento
Tamaño:  52 cm × 41 cm
Localización: Museo del Prado.Madrid
Autorretrato. Durero
El Autorretrato es uno de los primeros autorretratos que se conocen. Durero  se presenta a sí mismo como artista -tal y como indica la inscripción- y a su vez como “gentiluomo”: hombre elegante, cortesano, como un caballero. Durero es el introductor del Renacimiento italiano en la Alemania. En su obra se fusionan de forma admirable la fuerza expresiva germana, el realismo propio de la pintura flamenca y el Renacimiento italiano.El formato del retrato es vertical, de medio cuerpo con dos centros de atención: el rostro y las manos.

El pintor se representa a sí mismo en una habitación con ventana. Su aspecto es el de un hombre elegante, sereno, seguro de sí mismo, vigoroso y joven, con una altivez casi arrogante. De esta forma se expresa la idea de Durero de enaltecerse, pretendiendo ser algo más que un mero artesano, dado que en aquel tiempo, y en los países nórdicos, los artistas tenían una imagen poco estimada al ser tenidos por simples artesanos .El pintor, llegado de Italia, vuelve convertido en un intelectual, un artista como en Italia donde la pintura se consideraba una de las artes liberales. 
Durero elige unas ropas elegantes y aristocráticas de tonos claros: jubón abierto blanco con guarniciones negras y camisa con puntilla dorada, gorra de listas blancas y negras con borla, camisa con una cenefa bordada en oro y cordón de seda con cabos azules y blancos sujetando una capa parda colocada sobre el hombro derecho y guantes grises de cabritilla, que cumplen una doble función: por un lado complementar la sensación de elegancia y quizá tapar las manos artesanas y trabajadas debido a las grabaciones sobre metal, actividad en la que sobresalió. 
La luz llega desde la izquierda iluminando la figura y el alfeizar de la ventana. El fondo queda en penumbra y se evidencia que desde el vano no entra iluminación directa.

La obra muestra el rostro en tres cuartos con el cuerpo en contraposto. La mirada severa, con altiva serenidad, indica la voluntad del pintor de hacer ostentación de su situación social. Durero enfoca los ojos en direcciones levemente divergentes, con el fin de darles animación. El ojo más lejano, el de la derecha, mira directamente al espectador, mientras que el más próximo, el de la izquierda dirige la mirada más allá. Su rostro no está idealizado: tiene los párpados ligeramente caídos y prominente nariz. Durero se pintó tal cual era. Aun así, su cabello parece dorado y brilla; un acercamiento a éste nos revela que está pintado con extremo detallismo y maestría, como si hubiera sido pintado cabello por cabello.


En otra de las partes relevantes del cuadro, sus manos, es preciso decir  que evidencian que están ociosas (la izquierda agarra suavemente la derecha), no portan ningún elemento simbólico alusivo a la función del retrato, y su disposición contribuye a reforzar la idea de "gentiluomo" y se ajustan a los buenos modales, propios de un caballero. En lugar de mostrar las manos descubiertas con las que materializa su trabajo, Durero las cubre, como ya hemos dicho, con guantes de cabritilla gris, propio de un alto estatus social. De este modo manifiesta la supremacia de su labor como pintor  y artista por encima de la de artesano, como en Italia. 
En la composición se imponen las verticales sobre las horizontales, por una parte el alfeizar con el marco de la ventana  tiene una disposición en L paralela a la que adopta el busto mediante el brazo y antebrazo  que apoyado firmemente en el antepecho que también forman una L. De este modo se repite la estructura en L sugerida por el marco de la ventana. 
Esta obra nos muestra el dominio técnico con el pincel, con tratamientos puntuales en algunas zonas que nos hablan de su refinada técnica de Durero como dibujante. Con pinceles muy finos realza las luces mediante toques muy delgados que se entrecruzan, creando diferentes efectos, como vemos en la manga derecha de su traje, en la camisa, o en los guantes. Muy delicados son, a su vez, los trazos con los que traduce en superficie los rizos de su cabello. En su rostro y en la parte descubierta del pecho el tratamiento de las luces y las sombras es de una gran belleza técnica creando matices muy delicados.Podemos decir que en el cuadro se manifiesta un cierto dominio de técnica miniaturista a través de la representación de: montañas, las transiciones de las luces y las sombras y la  introducción de algún personaje.
La satisfacción por su propia capacidad artística se comprueba en la inscripción del alfeizar de la ventana, escrita en alemán: 1498, lo pinté según mi figura. Tenía yo veintiséis años Albrecht Dürer.

Obra 2ª.- El Pensador de Rodin 
Autor: Auguste Rodin
Técnica y materiales:  Escultura exenta de bronce
Estilo: Impresionismo
Año de ejecución: 1880 - 1900
Medidas: 1,98 x 1,298 x 1,34 m
Lugar de emplazamiento o exposición: (París. Musée Rodin)

El pensador es la más famosa escultura fundida en bronce, con un peso de unos 650 Kg y acabada en 1880 de Auguste Rodin. Hizo un primer modelo de la escultura en yeso en 1880. Originariamente la pieza, de unos 70 cm, se iba a denominar El poeta, pues buscaba representar a Dante inclinado hacia delante para observar los círculos del Infierno, meditando sobre su obra.frente a Las Puertas del Infierno (Portal monumental, 6 m. de altura, del museo de Artes Decorativas de París, del que formaría parte y basado en la Divina Comedia) en el que las estatuas que lo formarían (11) representaban a cada uno de los personajes principales del poema alegórico, siendo el principal la figura alegórica de Dante de la que surgirá El Pensador. 
Era pues, inicialmente, a la vez un ser de cuerpo torturado,  solitario, pasivo, reflexivo y  preocupado, pero un hombre de espíritu libre y decidido a transcender su sufrimiento mediante la poesía. 
El pensador. Modelo de yeso patinado
Puerta de los Infiernos
Auguste Rodin fue un escultor francés educado en la Escuela de Arte Decorativas de París. Interesado mucho en la anatomía del hombre, acumuló muchos conocimientos que los utilizaba como una herramienta para poder expresar la psicología y los sentimientos de los seres humanos. La escultura es un desnudo, ya que Rodin deseaba una figura heroica al estilo de las de Miguel Ángel, sus modelos fueron la tumba de Lorenzo de Medicis y el Moisés de Miguel Ángel, para representar tanto el acto de pensar como la manifestación de su reflexión en el arte de la poesía. 

Sus esculturas carecen de una lógica en cuanto a proporciones anatómicas. Ellas eran creadas según los sentimientos que quería plasmar el escultor en cada particular obra. Las reglas biológicas no existían en su forma de trabajar. Rodín nunca permitió que el modelo dominase la figura, sino que, él, con su imaginación y sensibilidad lo podía modificar hasta lograr aquello que pretendía manifestar en su obra. El Pensador de Rodín tiene por sobre todas las cosas una enorme cuota de realismo, con rasgos propios e identificativos de las personas, incluso se piensa que está hecha a semejanza de alguien que posó para él. Rodin nos muestra al hombre en su estado más puro y natural, con una clara muestra de que el hombre necesita despojarse de todo  lo que le pueda incidir ( de ahí el desnudo) para lograr el verdadero pensamiento interior. Al mismo tiempo refleja la lucha interna de un ser cuando está meditando hasta logar abstraerse del mundo exterior logrando el equilibrio espiritual
Detalles
Resumiendo Rodín nos viene a decir, que en esa sociedad francesa del siglo XIX, tan revolucionada por los grandes descubrimientos y avances de la ciencia y que va dejando de lado la verdadera esencia del ser humano, éste, el ser humano, debe ser capaz de hacer un alto (sentarse) en su caminar, hacer una introspección y reflexionar sobre su pasado, presente y futuro.
A la vez que mantiene su ubicación en el conjunto monumental de La Puerta [El Pensador] fue mostrado por separado, a partir de 1888, convirtiéndose de este modo en una obra autónoma. Ampliado en 1904, tomó una dimensión monumental que incrementó todavía más su popularidad: esta imagen de un hombre inmerso en sus reflexiones, pero cuyo cuerpo sugiere una gran capacidad de acción, se ha convertido en una de las  esculturas más famosas de todos los tiempos. Existen más de  veinte versiones de la escultura en diferentes museos alrededor el mundo. Algunas son versiones ampliadas del original; otras, de diferentes proporciones. 
El día de su inauguración el 21 de abril de 1906, delante del Panteón de París
Rodín manifestó sobre su obra: « Lo que hace que mi pensador piense, es que piensa no sólo con el cerebro, las cejas fruncidas, las aletas de la nariz distendidas y los labios apretados, sino también con cada músculo de los brazos, la espalda y las piernas, con los puños cerrados y los dedos de los pies encogidos. »

Obra 3ª.- La libertad guiando al pueblo de Delacroix
Año de ejecución: 1830
Técnica: Óleo sobre lienzo
Estilo: Romanticismo
Tamaño: 260cm × 325cm
Localización: Museo Louvre-Lens. Lens
La obra La libertad guiando al pueblo (1830)  del pintor francés Eugéne Delacroix (1798-1863) es, probablemente, la obra pictórica, que mejor representa el espíritu romántico y hace que se le reconozca como el máximo representante del Romanticismo, a la vez que la misma es todo un icono de los movimientos revolucionarios en el siglo XIX en la lucha por la libertad.
Delacroix crea una pintura en la que representa una escena del levantamiento del pueblo de París contra la monarquía del rey Carlos X, cuando éste suprime por decreto al Parlamento y amenaza con restringir la libertad de prensa. Tras unos primeros disturbios en las calles parisinas, con levantamiento de barricadas (de hecho al cuadro se le conoce también como La Barricada). Los ciudadanos de todas las clases sociales protestan airadamente  contra las resoluciones reales.No  hubo un cabecilla determinado, por ello coloca a la Libertad encabezando la revuelta y al frente del pueblo, y no la representa de una forma abstracta, sino como una alegoría sensual y real, Este espontáneo y explosivo movimiento popular fue la excusa para plasmar una de las obras que mejor representa el espíritu pleno del Romanticismo.
En el cuadro aparecen jóvenes, adultos, clase obrera, burgueses y soldados siguiendo a la Libertad que, como ya se ha dicho, en este caso se identifica también con Francia, con el pecho al descubierto, hecho este último que escandalizó a críticos y a parte de la sociedad de la época, en señal de arrojo y decisión sin vuelta atrás. Entre los muertos del primer plano (abajo, a la derecha) aparecen también soldados leales a Carlos X, en señal de triunfo y de finalización del régimen, aparece en la base y bastante iluminados para darnos a conocer, cual es el coste de todo cambio revolucionario, basado en el sacrificio de personas de uno y otro bando. Junto a la figura alegórica de la Libertad, se dan otros detalles tremendamente realistas como puede ser el pubis desnudo de la persona muerta que hay en primer plano, abajo a la izquierda (obrero de la camisa blanca). 
El personaje del sombrero es un burgués, en el que se ha querido ver la imagen de Delacroix, el mismo pertenecía a la alta burguesía, aunque éste no participó directamente en los acontecimientos, siempre mostró su apoyo a los movimientos revolucionarios de la época.
En segundo plano, a la derecha del espectador, entre la polvareda, que difumina los contornos, encontramos Notre-Dame de París, en una de cuyas torres ondea la bandera revolucionaria, quizás para afirmar el sometimiento de la iglesia, que había sido uno de los apoyos de la restauración borbónica. 
En cuanto al cuadro vemos claramente una estructura triangulopiramidal, la base ocupada por los caídos (de uno y otro bando) y en la cúspide de la pirámide la figura femenina representando a la libertad que sostiene en su mano derecha la bandera (representando a la nación), tocada con el gorro frigio (típico de la revolución francesa del XVIII) y en la izquierda un fusil con bayoneta. 
El colorido del cuadro tiene una  gran fuerza luminosa, así como la ligereza de la pincelada empleada por Delacroix confieren al cuadro una gran vitalidad. Además para aumentar el movimiento y la tensión en la acción junto a las tonalidades claros (amarillo de la falda de la libertad) coloca contrastes complementarios (la camisa violeta del personaje en el suelo que la mira). Y es que para Delacroix el color además de su valor propio tiene un significado emocional propio y mediante ese color quiere plasmar en el lienzo el estado de ánimo, los sentimientos, de los personajes que aparecen. 
El fondo del cuadro es un fondo brumoso, sin definir, incluso algo tormentoso, casi como el espíritu de los románticos y muy propio del Romanticismo. Utiliza colores pálidos con pinceladas sueltas y onduladas que muestran su dominio de la técnica pictóricas. Entre los colores destaca el azul, el rojo y el blanco de la bandera francesa, cuya presencia resalta el predominio de las tonalidades ocres y frises de todo el conjunto.
Por otra parte la luz  refuerza la sensación de movimiento, pues es una luz dramática y compleja, con zonas iluminadas y otras en penumbra, pero cuyo origen no se vislumbra bien, pues parece venir de varios sitios. Si nos fijamos las figuras del primer plano aparecen iluminadas por un foco lateral derecho, pero a su vez se recortan a contraluz sobre un fondo encendido, es decir parece provenir de atrás hacia adelante, humeante y nuboso, esto contribuye a proporcionar más inquietud y solemnidad trágica a la composición. Resultado de todo ello es la gran maestría que demuestra Delacroix en el dominio del color y las variedades cromáticas (observemos la gran variedad de azules que hay en la escena: azul de la bandera, la camisa del revolucionario herido, casaca del soldado muerto a la derecha...)Técnica de la que fue un gran estudioso. 
Notre Dâme
La sensación de perspectiva está presente en la obra gracias a los edificios del fondo y a la multitud, que se va alejando y reduciendo en tamaño al fondo del lienzo. Esta es una composición dramática divida en 4 planos: en el primer plano vemos los cuerpos de los difuntos, en el segundo plano vemos la Libertad, el proletario, el burgués, el estudiante y el moribundo. en el tercero plano la población luchando y al fondo la ciudad en medio de la niebla y el humo.
La línea del horizonte es algo inestable, sería la línea imaginaria entre las cabezas de la multitud al fondo del cuadro, que se difuminan con el humo y los edificios del fondo del lienzo.
Destaca su interés por los aspectos puramente plásticos y formales de la pintura, aunque nunca abandonó el carácter narrativo. La firma del artista está escrita con audacia, en rojo simbólico, sobre los escombros de las barricadas a la derecha del joven patriota. 
La perfecta combinación de tema, movimiento, luz y color, junto a su dominio del pincel  hace,  que al contemplar "La libertad guiando al pueblo"nos encontremos ante una obra y un autor de ha tenido una gran trascendencia en la pintura contemporánea. Tampoco es desdeñable la maestría de este autor para ordenar una gran composición, maestría no sólo demostrada en esta obra, sino en ésta y otras de parecida factura como La muerte de Sardanápalo o La matanza de Quíos. Y su conciencia social se expresaba principalmente en las obras que transmitían una preocupación dramática por la libertad personal y política. 
Al espectador ante la visión de La libertad guiando al pueblo  le sugiere por un lado de retroceder ante la avalancha de la revuelta que se nos viene encima por el empuje de los personajes o por el contrario la de saltar dentro del cuadro e  involucrarse  en la revuelta tomando parte en ella.

Obra 4ª.- La Gioconda (Monna Lisa) de Dan Vinci

 Autor: Leonardo Da Vinci
Cronología: 1503-1505 (siglo XVI)
Estilo: Renacimiento (Cinquecento)
Técnica: óleo
Medidas: 77 x 53 cm.
Soporte: Tabla de álamo
Localización actual: Museo de Louvre
El cuadro fue un encargo en 1503 del adinerado florentino Francesco di Bartolommeo di Zanobi, Marqués del Giocondo, casado en 1495 con Madonna Elisa, hija del napolitano Antonio María di Noldo Gherardini, pero se desconoce si fue terminado por Leonardo. La Gioconda fue adquirido por el rey Francisco I de Francia hasta que pasó al museo del Louvre. La Gioconda es quizás la obra de arte que más reproducciones ha generado. Y ha sido considerada como el cuadro más famoso del mundo. Su fama se  debe probablemente a las múltiples referencias literarias, a las diversas hipótesis sobre la identidad de la protagonista y al espectacular robo de que fue objeto el 21 de agosto 1911.
La composición es aparentemente sencilla: una mujer sentada en una silla de brazos, frente a un paisaje. La dama vuelve el cuerpo a un lado y dirige su mirada al espectador.  La Gioconda, se puede decir, está concebida desde dentro. Los críticos de arte coinciden en afirmar que lo más destacado del cuadro son las manos y por supuesto la enigmática sonrisa.
El rasgo principal de la obra será el rostro de la mujer, donde convergen todas las miradas, éste encierra a una mujer muy femenina. La dama dirige la mirada ligeramente a su izquierda y muestra una sonrisa considerada enigmática.  Sus ojos entrañan misterio; aparecen entrecerrados, oscuros, mirando al espectador desde cualquier ángulo. La sonrisa es, tal vez, el elemento más relevante, es  extremadamente femenina, sutil, delicada, a la par que parece algo fingida. El pelo se encuentra pegado a la cabeza,  que se puede percibir gracias al velo transparente que lo cubre y que muchos críticos estiman que es un símbolo de castidad y atributo frecuente en los retratos de esposas.  .
Para conseguir esta mirada y esta sonrisa, Leonardo pintó un soporte de madera de álamo recubierto de varias capas de enlucido; primero dibujó a la mujer directamente sobre el cuadro y después la pintó al óleo con los colores muy diluidos para poder poner múltiples capas. Estas capas dan al rostro efectos de luz y sombras idealizados y en cierta forma mágicos. También el paisaje del fondo contribuye a acentuar la sonrisa de la mujer. Leonardo difuminó los ojos y los labios, además del cabello con una técnica denominada “sfumato” que consiste en difuminar los contornos envolviendo todo en una especie de niebla que difumina los perfiles y produce una impresión de inmersión total de las figuras en la atmósfera, a la par que juega con los efectos de luces y sombras  creando efectos sutiles de la luz sobre la piel y contribuyendo a dar sensación de volumen. Son precisamente esa  luz y la  propia paleta de colores utilizados los que  dulcifican el retrato.
Como ejemplo de “sfumato” vamos a fijarnos en los rizos sobre el hombro derecho de la Mona Lisa como se funden con los afloramientos rocosos o como los pliegues traslúcidos del chal que cubre su hombro izquierdo se prolongan sobre las líneas del acueducto, …Todo ello  da a la figura y a  la composición una sensación tridimensional. El juego de sombras refuerza la sensación de desconcierto que produce la sonrisa. No se sabe si de veras sonríe o si muestra un gesto lleno de amargura. Leonardo da Vinci pintó a Mona Lisa buscando el efecto de que la sonrisa desapareciera al mirarla directamente y reapareciera sólo cuando la vista se fija en otras partes del cuadro.
La modelo carece de cejas y pestañas, posiblemente por una restauración demasiado agresiva en siglos pasados, en la cual se habrían eliminado las veladuras o leves trazos con que se pintaron. Tal vez Leonardo evitó pintar las cejas y las pestañas para dejar su expresión más ambigua, o quizá porque nunca llegó a terminar la obra. También debemos considerar que, aunque hoy en día nos extrañe, era una costumbre común entre las damas florentinas de la época, depilarse todo el vello de la cara.
La otra parte importante y que llama la atención del cuadro son sus manos, modeladas y entrelazadas, éstas se hayan una encima de la otra, la derecha reposa suavemente sobre la izquierda que se apoya en el reposabrazos de la butaca, esta postura transmite una impresión de serenidad y de que el personaje retratado domina sus sentimientos. Es interesante el escorzo que se observa en el dedo gordo de la mano derecha, y el de la izquierda que sin aparecer, se insinúa, pero que nuestro ojo lo crea de la nada. Su modelado es perfecto y su propio relajamiento subraya la majestuosa calma de la modelo. El brazo apoyado en la silla, casi paralelo al plano del cuadro, acentúa el leve giro de la cabeza y el torso. En las mangas se observan pliegues muy interesantes y trabajados, que junto con el juegos de luces y sombras da sensación de  volumen y cuerpo a los ropajes..
Su ejecución acusa ciertamente una técnica minuciosa y continuada, de forma que es imposible distinguir la pincelada individual y ello conlleva una gran unidad y homogeneidad de ejecución que es difícilmente igualada en toda la historia de pintura. La técnica de Leonardo da Vinci permite la absoluta inmersión de la modelo en la atmósfera y el paisaje que la rodean, potenciada la consecución de la "perspectiva atmosférica" y aumentando la sensación de profundidad.
Aparece sentada en una galería. La galería se abre a un paisaje tal vez inspirado en las vistas que Leonardo pudo divisar en los Alpes, (lago Como o Arno), durante su viaje a Milán; incluso podría ser la ciudad de Bobbio, pero no hay una opinión definitiva al respecto. En medio del paisaje aparece un puente, conocido en Bobbio como Puente Gobbo o el Puente Vecchio, y que muestra un elemento de civilización que podría estar señalando la importancia de la ingeniería y la arquitectura, disciplinas a las que Da Vinci siempre dedicó especial atención y dedicación, aparte de las artísticas. No olvidemos en ningún momento que estamos hablando del “hombre prototipo” de la cultura renacentista.
Se ha intentado muchas veces compaginar las dos mitades del paisaje que aparece tras la modelo, pero la discordancia entre ambos lados es tan grande que no permite diseñar una imagen continuada, lo que acentúa esa atmósfera de misterio de la que parece impregnado el cuadro. Y es que no coinciden ni en la cara, ni en el paisaje fantástico del fondo. El lado izquierdo parece estar más bajo que el derecho, entrando en conflicto con la física, puesto que el agua no puede permanecer quieta si existe desnivel en el terreno. Hagamos una prueba y centremos nuestras miradas sobre el lado izquierdo del cuadro, la mujer nos parece más alta o más erguida que si nos centramos en la derecha.
Hasta su rostro,  parece modificarse con este cambio de posición, porque tampoco en este caso las dos partes se corresponden con exactitud y además si andamos alrededor de ella parece seguirnos con la mirada.  Quizá lo podamos también considerar como otro recurso de Leonardo para inferir al cuadro ese aire de misterio y de sensualidad que parece desprenderse de él.
En cuanto a los colores son principalmente tonos oscuros los que Leonardo utiliza y  únicamente se aporta luz en la piel y el rostro de Lisa y algo en el fondo, pero en general es una composición cromática bastante tenebrosa.
Lo que parece cierto es que Leonardo no se separó nunca del cuadro; desde la fecha de su ejecución -también discutida- lo retuvo siempre con él. Esto permite la suposición que el pintor trabajó en él durante muchos años, según un concepto perfeccionista típico de su mentalidad. Debido a la minuciosidad de su técnica y también a sus muchas otras ocupaciones como inventor y diseñador, la producción pictórica de Leonardo es extremadamente escasa: los expertos reducen las obras de autoría relativamente segura a apenas una veintena
La pintura tiene una grieta vertical de 12 centímetros en la mitad superior, antigua y tal vez debida a la eliminación del marco original  Se conserva en una urna de cristal de 40 mm de espesor a prueba de balas, tratada de manera especial para evitar los reflejos. La cámara que alberga el cuadro está diseñada para mantener una temperatura constante de 20 °C y 50% de humedad relativa, con lo que se garantizan las condiciones óptimas para la estabilidad de la pintura. Y es revisado constantemente para verificar y prevenir su deterioro.
Son muchos los detalles y muchos los misterios y leyendas que han surgido sobre esta obra. Y no sólo misterios y leyendas sino estudios, hipótesis, etc… que se han realizado sobre el cuadro, el artista, el personaje representado, etc… Frente a la gran cantidad de preguntas y enigmas surgidos, las respuestas y aclaraciones  no suelen ser demasiado convincentes, por lo que los debates siguen abiertos.






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